En enero, hemos presenciado el “renacer de las canciones ruptura”, que invadieron la industria discográfica causando revuelo. Las protagonistas de estos acontecimientos, Shakira (con “sesión 53 de Bizarrap”) y Miley Cirus (con “Flowers”).
Por Mela Salazar. 14 febrero, 2023.En la música, como en el cine o en la literatura, hay un drama que siempre nos atrapa. En la industria musical hemos pasado de las novelas rosas a historias con tinte biográfico que, en el fondo, nos han puesto a hablar de interesantes cuestiones como el feminismo, la sororidad o sobre las nuevas formas de marketing y de producir música. De Shakira se ha dicho bastante; va siendo una especie de novela musical por capítulos, en la que se ha pasado de letras con “indirectas” a identificar a los protagonistas y cantarles “sus verdades”.
Esta vez, nos referiremos al nuevo himno de empoderamiento de Miley Cyrus, “Flowers”, que ha conseguido hacerse del dominio de los servicios de streaming de música y de TikTok, solo unos días después de hacerse público, llegando a la cima de las listas más importantes (Forbes.es).
Flowers se ha convertido en un himno al amor propio, a la validación y a las ganas de recuperarse a sí misma, cuando una relación te ha hecho olvidar quién eras. (Alba Correa, Vogue). A diferencia de Shakira, ha cambiado el rencor por el amor propio, y la venganza, por un gran homenaje a sí misma y a su felicidad.
Cyrus alude a los códigos universales de una relación y, también, a sus propios referentes. Flowers llega dos años después del anuncio de su divorcio del actor Liam Hemsworth. Estuvo casada solo un año, pero compartió una década de relación con Liam. La canción tiene claras referencias a esta historia. Trata del amor y el desamor, de los sueños, del hogar, del sufrimiento por la ruptura. Es aquí donde hace un giro de tuerca, cuando en la letra dice: “Pero después recordé que yo puedo comprarme flores/ Escribir mi nombre en la arena/ Hablar conmigo misma durante horas/ Decir cosas que tú no entiendes/ Puedo llevarme a bailar/ Y puedo tomarme de la mano / Sí, puedo amarme mejor que tú”.
La canción de Miley va más allá del despecho, no se queda en la crisis, sino que descubre que se tiene a sí misma. En el caso de la colombiana, resalta: “las mujeres ya no lloran, las mujeres facturan”; en la de la estadounidense, las mujeres se quieren. Aunque las referencias a su relación están claras, la letra no gira en torno a su expareja; ella prefiere centrarse en cómo se ha repuesto.
Las mujeres de hoy
En nuestro tiempo, las mujeres no son ni princesas obligadas a llorar en silencio sus penas ni seres de luz que aceptan las infidelidades ni estatuas de piedra. Son personas que sufren, que lloran, que se enfadan, que dan un portazo… y que tratan de seguir adelante. (Ana Sánchez de la Nieta, Aceprensa).
Así como en la música, en la literatura, en el cine y en la publicidad se reflejan nuevos contextos y tendencias sociales. Una de estas es mostrar el liderazgo femenino y la igualdad y, aunque hay mucho camino recorrido, todavía queda bastante trabajo por hacer.
El rol de la mujer empieza a cambiar y ganar espacios gracias a los movimientos reivindicativos. Detrás de estas luchas y reconocimientos están el Estado, instituciones, empresas, marcas y líderes sociales a los que se les pide comprometerse con causas importantes. Además, el apego de las audiencias depende en gran medida de la identificación con los valores que se transmitan.
Las temáticas de interés que las mujeres sienten que las representan son variadas, se podría mencionar la identidad femenina, la familia, la independencia, la vida saludable, el disfrutar de tiempo para una misma o la vida profesional; son temas con las que pueden conectar. Y, en las diferentes narrativas, es básico crear esta conexión con los valores emocionales de las mujeres.
Distintas firmas y marcas sienten la necesidad de ofrecer mensajes capaces de empoderar a las mujeres; por ejemplo, en publicidad se le conoce como femvertising, Lo difícil es que, en los distintos ámbitos de expresión, el empoderamiento femenino no se quede en un activismo commodity, en una imagen falsa y vacía de sentido, arrastrada más por un objetivo, sobre todo, comercial. Es un campo que requiere de expertos y que se cuiden la transparencia, la coherencia, el respeto y el desafío a los estereotipos, entre otras dimensiones.
En un artículo “Con amor de mí, para mí”, Jaime Ancajima expone que debemos aprender a amarnos a nosotros mismos, a crecer espiritualmente, merecemos ser felices. La autoestima es fundamental para llevar una vida plena y feliz. Nunca olvidemos que somos únicos, no hay dos como nosotros en el mundo, disfrutemos de nuestra propia compañía, querámonos, valorémonos.
Debemos amarnos, para poder transformar nuestro mundo exterior y, así, dar a los demás lo mejor de nosotras mismas.
Este es un artículo de opinión. Las ideas y opiniones expresadas aquí son de responsabilidad del autor.